martes, 29 de julio de 2008

Un cuento...

En Alemán, Francés, Inglés, en Portugués y en muchos otros idiomas, no dicen como nosotros aprender de memoria, ellos dicen aprender de corazón. De Corazón
El nieto y el abuelo se han quedado solos frente al fuego, el viejo toma entre sus manos una de las manitas del niño y éste aprovecha esa muestra de debilidad, para pedir algo, como siempre. - Recítame abuelo, recítame uno de tus poemas. - Ya te he dicho que no son míos, es la contestación del viejo. - Si que son tuyos, los tiénes tú, están en tu cabeza, si yo tengo algo es mío - insiste el pequeño. - Es distinto, un poema es del autor, del que lo escribió y los poemas que yo te recito no son míos, son versos que aprendí de memoria siendo chico en mis libros de lectura del primario, los guardé en el corazón y me han acompañado toda la vida, bueno ¿Cuál quieres escuchar hoy? - finaliza el viejo con una sonrisa. - El de la rosa -responde el nieto. - El de la rosa es de José Martí poeta y patriota cubano, el poema se llama "La Rosa Blanca" y dice así: - "Cultivo una rosa blanca en Julio como en Enero para el amigo sincero.." -El viejo nota cuanta atención hay en la mirada del nieto y piensa, este mocoso va a ser como yo poeta, y seguramente como yo, un poeta frustrado, con versos escondidos por los cajones, pero es tan hermoso que un nieto se nos parezca, y termina el recitado: - "cardo ni ortiga cultivo cultivo la rosa blanca." El pequeño lleno de entusiasmo grita: -Otro, otro . El viejo, siempre dispuesto pregunta: -¿Cuál? - El del pirata -grita el niño. - El del pirata, como tú dices, se llama "La canción del Pirata" y es de Espronceda un español extraordinario, nació en Badajoz ¿Recuerdas Badajoz ? Bueno comienza así: - "Con diez cañones por banda viento en popa a toda vela no corta el mar si no vuela... Brilla el entusiasmo en los ojos del chiquillo y el abuelo piensa, "Los poetas oscuros los que nunca van a triunfar, también hacen falta, ¿Acaso no somos nosotros los que hacemos brillar más a los elegidos?", una sonrisa le recorre el rostro, mientras prosigue: -"...que es mi barco mi tesoro... mi única patria la mar" Terminado el poema, mientras el nieto agradecido acaricia las arrugadas manos, el viejo poeta siente de pronto un chispazo de inspiración, no es un poema, es sólo un pensamiento pero corre y lo anota en su libreta, dice así:
Aprende un buen poema y lo disfrutaras toda tu vida,
Enséñaselo a tus hijos para que nunca se sientan solos,
Enséñaselo a tus nietos para que siempre te recuerden
Don Ramón
Poemas para aprender de Corazón

Acuarela

Es la mañana: lirios y rosas
mueve la brisa primaveral,
en los jardines las mariposas
Vuelan y pasan, vienen y van.

Una nenita madrugadora
va a juntar flores para mamá,
es tan hermosa que hasta la aurora
Vierte sobre ella más claridad.

Tras cada mata de clavelina,
de pensamiento y de arrayán,
gira su traje de muselina,
su sombrerito, su delantal.

Llena sus brazos de lindas flores,
y cuando en ellos no caben más,
con el perfume de mil colores
Vuelve a los brazos de la mamá.

Mientras se aleja, sus dos mejilla
como manzanas se ven brillar,
y la persiguen las mariposas
que en los jardines vienen y van.

Rafael Obligado, Arg


La Rosa Blanca

Cultivo una rosa blanca,
en Julio como en Enero,
para el amigo sincero
que me da la mano franca.

Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo:
Cultivo la rosa blanca

José Martí, Cubano
Poemas para aprender de Corazón


EL ZORZAL

Muere el sol y junto al río
rompe a cantar un zorzal,
la tarde que se marchaba
se volvió para escuchar,
el agua que iba corriendo
se detuvo hecha un cristal,
y el aire
el aire quedó en suspenso,
la brisa sin respirar,
abrió una boca tamaña
la luna sobre el sauzal,
y con lagrimas de estrellas
el cielo rompió a llorar,
anochece
anochece y junto al río
sigue cantando un zorzal.

Juan Burghi, Uruguayo

Setenta balcones y ninguna flor

Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor
¿A sus habitantes, Señor que les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?

La piedra desnuda de tristeza agobia,
¡dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay algún poeta lleno de ilusiones?

¿Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los rosales,
en los hierros negros abrirse un jazmín?

Si no aman las plantas no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso
jamás se oirá un clave...

¡Setenta balcones y ninguna flor!


Baldomero Fernandez Moreno

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